El anhelo del albor -- Parte 3: Seguimiento

Curiosamente, una voz masculina agregada a una femenina cantan:

—  And this old world is a new world and a bold world for me!

. . .   la sesión termina. Un día ha pasado desde la remoción. Otra vez la noche. E irremediablemente comienza a rememorar cada mínimo detalle. Pero ... cada uno está severamente ofuscado. Y lo que recordaba, ya no le causaba los fortísimos sentimientos que habían colisionado la noche anterior.

El procedimiento ya había concluido.

El cúmulo de hielo flotante, el cual como es bien sabido, tiende a ser sólo un 10-15% visible sobre la superficie del agua, resguardaba en sus gélidas entrañas el nombre de la desilusión. Aquel témpano que se fortalecía y tenía apariencia de hielo perpetuo. Solamente un proceso tan magno, tan inusitado, tan extenuante y hasta arriesgado, lograría despojar y liberar su doloroso recuerdo de toda protección.

En ese momento, le invadió un deseo vehemente de gratitud hacia los que se acababan de marchar. La conexión que sentía con las 3 compañías era ya grande desde antes, aun con el corto tiempo desde que se cruzaron, y la más reciente, que encaminó confiada y acertadamente su trayecto al agujero negro interior y le proporcionó de vuelta una estabilidad reconfortante, se convertía en alguien aliado, alguien que nunca sería enemigo, por haberlo arropado con la calidez de la que carecía cuando lo vio en su más bajo momento, y que asimismo, mantuvo la cabeza firme y prudente respecto a los sentimientos acentuados que le caracterizaron en el inicio del recorrido, especialmente ese incómodo egoísmo.




Una nueva semana inicia. Las canciones lo acompañan. No quiere escucharlas todas, y menos las que revivan la angustia que se repetía en su mente antes de el día. Mas no obstante escucha unas cuantas: la satisfacción del escudo fuerte le hace sonreír.

Pasa el tiempo. Lunes. Martes ... no recordaba cuándo había disfrutado tanto estar en esa clase ... posiblemente no tenía mucho desde esa vez, tal vez ni siquiera se le acercó el gozo al de aquel penúltimo sábado del año que apenas terminó, pero de la misma forma era muy grato. Miércoles. Jueves. I'm ready to be heartbroken. Viernes . . .
168 horas ... la racha continúa. Pero acabará aunque no muy pronto. A cada momento le viene de una u otra manera la figura de esa faz y está seguro que perdurará; sin embargo, comprueba el éxito del suceso de 7 días antes, ya que no percibe ninguna clase de congoja.

2010 cerró los ojos; ese día finalizó, casi a la par.

Ha virado al sureste. Una colina. ¿Qué depara el otro lado del pequeño monte . . .  .  .   .    .     .    ?